En el siglo XIV se produjo una crisis que afecté profundamente a la sociedad feudal europea. La crisis comenzó con la disminución de la población agrícola por agotamiento de las tierras y la imposibilidad técnica de resolver el problema. Esto trajo como consecuencia la escasez y la carestía de los alimentos. Se generalizaron las hambrunas, agravadas por muchos años de malas cosechas a causa del desmejoramiento del clima. Las malas condiciones de alimentación e higiene de la población facilitaron la difusión de epidemias. La peste negra, que afecté a Europa a partir de 1348, diezmó a millones de europeos. La disminución de la población se agravé —todavía más— a consecuencia de las guerras que se prolongaron por muchos años a través de todo el continente.
Esta crisis afecté las relaciones entre los señores feudales y los siervos. La población campesina de los señoríos disminuyó y para los señores fue cada vez más difícil obtener los tributos de sus siervos o retenerlos en sus tierras.
La necesidad de solucionar estos problemas originé muchos de los cambios que se produjeron en la sociedad europea en los siglos XV y XVI.
La búsqueda de lo nuevo y la reafirmación de lo viejo eran dos fuerzas que actuaban en sentido contrario: la expansión del comercio y del poder económico de los burgueses, junto con las revueltas de los campesinos disconformes con su nivel de vida, eran dos fuerzas sociales que acentuaban la crisis del feudalismo. La aristocracia de los señores, principales beneficiarios del orden feudal, reaccionó para conservar sus privilegios. De este conflicto entre dos fuerzas opuestas fue surgiendo el mundo moderno.
Los cambios que se produjeron a partir del siglo XV no siguieron una dirección única. Modificar una sociedad tan rígida como la feudal no resulté fácil. Muchos europeos actuaron en favor de ese cambio, pero otros tenían fuertes intereses para que el antiguo orden se mantuviera.
Las nuevas formas de organizar el trabajo rural y urbanoA lo largo del siglo XV la agricultura europea se reconstituyó. Muchas de las tierras abandonadas durante la crisis del siglo XIV fueron puestas otra vez en producción y se incorporaron otras nuevas. Una gran novedad fue que los productos rurales se convirtieron en una atracción para los hombres de negocios, quienes comenzaron a invertir su dinero en la compra de tierras. La comercialización de esos productos tuvo un gran impulso debido al aumento de sus precios. La producción rural comenzó a ser vista como un negocio, como una fuente de enriquecimiento, por parte de algunos comerciantes urbanos y propietarios de tierras.El país europeo en el que más se notaron estos cambios fue Inglaterra. Muchos propietarios se interesaron por comercializar lo que se producía en sus tierras. Esto los llevó a introducir innovaciones técnicas para aumentar la productividad.
En muchos casos los adelantos técnicos provocaban desocupación, ya que reducían la necesidad de mano de obra. Por lo tanto, gran cantidad de campesinos se vieron obligados a abandonar sus tierras, condenados a refugiarse en los bosques o a emigrar a las ciudades para hallar un modo de subsistencia.Estas transformaciones en la producción agrícola hicieron más profunda la desorganización de la sociedad feudal.Un cambio fundamental comenzó a gestarse en la Europa de los siglos XV y XVI. El trabajo rural, orientado hasta entonces exclusivamente hacia la autosubsistencia, comenzó a organizarse en una forma diferente, orientada hacia el comercio.
Los señores se propusieron obtener un excedente de producción cada vez mayor para venderlo en el mercado. Pero la economía continuó siendo básicamente agrícola: permanecieron los señoríos y [os campesinos sobrevivieron tan pobremente como antes. Estas transformaciones comenzaron en los campos ingleses.En las ciudades la mayor parte de la producción artesanal siguió controlada por los gremios. Con su rígida estructura de maestros oficiales y aprendices, los gremios fijaban los precios, la cantidad y la calidad de los productos. Pero a partir del siglo XVI en algunas ciudades europeas hubo cambios en la producción artesanal.
Algunos gremios —entre ellos el textil— comenzaron a producir mayor cantidad de artículos de menor calidad y menor valor que los que producían anteriormente. Los artesanos de Inglaterra y Flandes se especializaron en la producción de paños de lana, mientras que las ciudades italianas mantuvieron su producción de telas de seda de alta calidad. La lana para la producción de paños provenía de las zonas rurales de Inglaterra y España, en donde cada vez fue mayor la extensión de tierras dedicadas a la cría de ovejas.Otro cambio que permitió aumentar el volumen de la producción artesanal para el mercado fue que algunos comerciantes urbanos emplearon como mano de obra artesanos que vivían en las zonas rurales. Producían distintos tipos de manufacturas y luego esta producción era vendida por esos comerciantes en los mercados urbanos. Así el trabajo urbano se relacionaba con el rural: el crecimiento del comercio en las ciudades provocó modificaciones en la economía rural.
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