El Renacimiento cambió la economía y la política europea en el siglo XV y de ahí se desprendió la comercialización y la información debida a la invención de la imprenta.
El equilibrio político entre el Papado y el Sacro Imperio permitió el auge de ciudades-estado en el norte de Italia y la concentración en ellas de una economía artesanal y mercantil en expansión.
También se produjo allí el florecimiento de Universidades y centros del conocimiento, con la acogida masiva de griegos que abandonaron Constantinopla tras su caída en poder de los turcos en 1453.
La Italia del siglo XVI atrajo a tal cantidad de intelectuales que posibilitó el cambio y la ruptura con el modo de pensar previo. Astronomía, ingeniería, matemáticas, química, medicina, escultura, etc., experimentaron mayores cambios que en la totalidad de los siglos precedentes. En la Italia renacentista cambia el concepto del universo (Galileo), se edifica la cúpula de la Catedral de Florencia (Brunelleschi) y Miguel Angel esculpe el David. En lo referente a la anatomía, en ese momento y lugar coincidieron tal cantidad de observadores y científicos, que tanto con su labor individual como colectiva, pudieron romper con la teleología galénica imperante hasta la fecha.
Este conocimiento anatómico fue el motor de las ciencias médicas en general y de la cirugía en particular.
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